lunes, 28 de junio de 2010

Sol de la Tolita

Divinidad solar - Fruto de un hallazgo fortuito o de una excavación clandestina, este magnífico tesoro de lámina de oro, fue recuperado para el patrimonio arqueológico ecuatoriano cuando se intentaba sacarlo del país. Representa a un personaje humano, con rostro felínico que deifica al sol, o al sol que se humaniza en la cabeza de un hombre. Los rayos están dispuestos en diferentes planos para que el aire les diera vida al moverlos. Los agitados rayos son serpientes que se mueven zigzagueantes.

En 1940, en un lugar llamado Chunucari, cerca de la ciudad de Sigsig, en los Andes meridionales de Ecuador, unos huaqueros descubrieron una pelota de oro estrujada. La vendieron, intocada, a un individuo local que compraba y vendía antigüedades, y este a su vez a Max Konanz, un coleccionista de Cuenca. En los meses siguientes, Konanz y su esposa abrieron laboriosamente la pelota que resultó ser la cara grande (ca. de 44 cm. de alto) de un sol de oro, martillado en el estilo provincial Huari-Pachacamac. Por algunos años, Konanz exhibió el sol en su museo privado, y luego vendió su colección al nuevo Museo del Banco Central del Ecuador.

El sol de oro, posiblemente una de las piezas más espectaculares que se conocen de la antigua metalurgia ecuatoriana, se convirtió en el logotipo del Museo y del mismo Banco Central del Ecuador. Sin embargo, en algún momento de esta larga historia, la proveniencia fue cambiada en su ficha de registro de Chunucari a La Tolita, una cultura ubicada en la costa junto a la frontera con Colombia.




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